El caso más evidente del desacierto académico, en torno a los estudios del Islam, es el ‘orientalismo’, una ideología intelectual y artística que promueve prejuicios, estereotipos y deformaciones acumuladas en torno al Islam y al “Oriente”, y que inventa una cultura islámica y oriental que no existe tal cual en la realidad; de hecho, el Islam no es oriental ni occidental.
De esta ideología se deriva mucha de la ignorancia, incomprensión o tergiversación del Islam como religión y cultura presentadas por sus investigadores como extrañas y opuestas a los valores de la cultura occidental o de la cultura moderna. Ella ha usado la literatura de viajes, la ópera, la pintura y, hoy en día, la web, videos, periódicos, películas y telenovelas para presentar la fantasía del Oriente o de la religión y de la cultura islámica como ajenas, extrañas y lejanas para la mayoría, alimentando así el rechazo a lo islámico. Sin embargo, quien se adentra a conocer el Islam encuentra un mundo mucho más cercano y bello de lo que podría imaginarse.
Además, no pocos son los investigadores que escriben en publicaciones académicas y hablan en medios de comunicación sobre el Islam aun cuando no conocen un musulmán o una musulmana ni han visitado un país de mayoría musulmana, inclusive escriben libros y artículos sobre el Corán sin poder leerlo en la lengua que descendió, el árabe coránico; gran desacierto académico, pues para el estudio de cualquier forma de vida ajena a la propia es necesario un acercamiento profundo, junto a la agudeza y sensatez propias del intelectual. Sin duda, hoy en día no es absolutamente necesario viajar a territorios musulmanes o estrechar la mano de un musulmán para conocer lo que es el Islam o ser musulmán, pero:
¿Cómo podemos hablar de alguien con quien no hemos hablado?
¿Por qué juzgar las acciones de los demás con ‘nuestros’ criterios sin conocer ‘sus’ criterios?
La Masyid (Mezquita) no es como la Iglesia, el Sagrado Corán no es como la Sagrada Biblia, no existe un sacerdote musulmán o laicos en el Islam ni los musulmanes adoran o veneran a Muḥammad. Estas comparaciones son engañosas pues son un intercambio de conceptos no equivalentes de una religión a otra; un error de cualquier investigación es basarse en prejuicios sociales más que en juicios racionales.
La civilización islámica ha sido epicentro de culturas, políticas y ciencias, ésta alcanzó un desarrollo social y científico ideal; además los desarrollos de las ciencias islámicas y las políticas de las sociedades musulmanas están en los cimientos de la cultura occidental directa o indirectamente, aunque aún hoy sus historias sean presentadas como contrarias o antagónicas.
¿Qué será del Islam en este siglo XXI? Algunos se aventuran a decir que nuestro siglo es el siglo del Islam.
Ante la encrucijada del Islam preséntate con el acto de humanidad por excelencia: ¡dialogar!
La creencia debe unirse al conocimiento, los actos deben partir del corazón, pues toda acción humana debe acompañarse de conocimiento y amor.
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