إِنَّمَا الْمُؤْمِنُونَ إِخْوَةٌ فَأَصْلِحُوا بَيْنَ أَخَوَيْكُمْ وَاتَّقُوا اللَّهَ لَعَلَّكُمْ تُرْحَمُونَ {10}
49.10 Los creyentes son, en verdad, hermanos. ¡Reconciliad, pues, a vuestros hermanos y temed a Allah -exaltado sea-! Quizás, así, se os tenga piedad.
Siempre existe una división, una separación entre hermanos y hermanas, pero la amistad en el Islam va más allá de lo material, es el respeto debido a cualquier creación de Allah -exaltado sea- y en especial entre hermanas, núcleo y brazo de nuestra comunidad.
La primera comunidad, en la ciudad de Madina se fundó en el amor, no en las relaciones comerciales, familiares, tribales o carnales.
Más allá de buscar maneras de separarnos por lo material, debemos hallar maneras de unirnos mediante el respeto, la confianza y la responsabilidad en nuestros actos.
Las mujeres siempre han participado activa y enérgicamente con la construcción de una sociedad islámica, pues brinda pautas de respeto con su recato.
El respeto entre hermanos y hermanas es una obligación ante Allah -exaltado sea-.
El Islam no olvida la naturaleza humana y os musulmanes debemos reconocer los momentos en los que la rabia o la ira llegan, para mantener nuestras emociones, palabras y actos en medio del respeto.
Cuando una persona perdona y olvida, pero aprende una lección, las llamas de la ira se extinguen y su alma se limpia, mientras que cuando una persona no perdona se llena de resentimiento…
Quien perdona aumenta su honor.
Una sonrisa, una cara alegre es muestra de la pureza de nuestros corazones. Una sonrisa para cualquiera en la calle, una palabra para nuestro vecino y una ayuda para nuestros hermanos, dónde más hay tanta felicidad?
“Tu mirada a un hermano es una acto de caridad (sadaqa)”.
© Instituto Alif
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